Fotógrafo primero, dibujante y físico después, Pedro Diego Alvarado no pudo sustraerse al ambiente de pintor que lo rodeó desde que nació, y desde hace más de una decada se ha entregado a la creación de una obra que exprese su propio lenguaje.
En el taller de Gilbert Aceves Navarro, Alvarado aprendió la libertad y el gusto por la pintura, tarea a la que contribuiran José González Casanova, Mario Reyes y Armando Morales, junto a los que también trabajo. Cartier-Bresson y Cézanne serían los autores definitivos en la formación de su obra.
"El primer acercamiento que tuve a la obra de Cartier-Bresson fue en casa de mi abuela. Ella lo había conocido en 1934 y tenía un catálogo de sus dibujos que yo después vi y me interesaron mucho."
"Después me fuí a Francia por dos meses y me quedé por dos años. Conocí a Cartier-Bresson y empecé a dibujar. Fueron los años de formación."
Pedro Diego recuerda que después de su regreso a México estuvo en el taller de Ricardo Martínez, donde concretaría su obra (1982-1983) para presentar su primera exposición al público.
En aquella ocasión presentaría una serie de naturalezas muertas, tema que ha trabajado desde entonces al igual que el paisaje.
"A mi me ha interesado desde el principio tratar de volver las fuentes de pintura. No es que no me interese el arte nuevo, pero creo que para que haya una evolución debe regresarse al origen".
Y en esta idea, Alvarado se apoya en el trabajo desarrollado por Paul Cezanne.
"Es realmente con Cézanne con quien empieza el arte moderno, porque es el primero que rompe con el academismo y empieza por buscar una perspectiva que no obedece a sus leyes sino a las de la percepción, de como el pintor ve las cosas. Es el quién sienta las bases para esta libertad. Y a mi me ha influenciado este punto de partida.
"Entonces todo mi trabajo ha sido un gran esfuerzo por regresar a las fuentes de la pintura. Para entender esto siempre hago una analogía entre pintura y música: Quien quiere aprender a tocar el piano, primero debe tenerlo y después ejercitarse en él unos 15 o 20 años. Y si después quiere ser compositor, debe conocer las leyes de la composición.
"En pintura es lo mismo, después de conocer la perspectiva, el dibujo, la teoría del color y dominarlos, puedo adquirir una cierta libertad para hacer lo que quiero. Es decir debo tener el oficio porque esa es la manera de llegar a ser un artista".
Con más de 15 años en el dibujo y la pintura, Pedro Diego Alvarado considera que aún le falta mucho para llegar a exponer en un museo.
"Creo que para exponer se necesita un trabajo muy sólido y una obra muy concreta y para eso necesitaría tener trabajando en esto un mínimo de 25 años"
-¿A que se refiere al decir tener una obra concreta?
-A tener un lenguaje propio y una manera personal de ver el mundo. Yo no sé en este momento hacia donde va a evolucionar mi obra: ha habido cambios, es cierto, pero son muy pequeños: de composición, de color. Creo que para hacer una exposición en un museo importante tiene que haber una lectura del trabajo, de por lo menos 20 años de trayectoría.
-¿Sería entonces ésta una etapa de experimentación?
-Creo que en esto todos somos experimentadores. Estamos buscándonos a nosotros mismos. No es como el siglo pasado que había talleres y una obra era compartida por muchos pero también era algo hecho por encargo, no, el de ahora es un trabajo más personal y por tanto más intimista.
Pedro Diego Alvarado, heredero de una tradición pictórica que se resiste a sucumbir y que él compara con un péndulo que ha llegado ya del otro lado y ahora tiende a regresar a su origen, tiene planeado realizar para abril de 1997 la primera retrospectiva de su obra que recorra algunos paises de Europa como Alemania, España y Francia.
Otro de sus proyectos, a largo plazo, sería exponer en el Museo de Arte Moderno.
Recientemente Pedro Diego Alvarado donó una de sus obras a F.A.I., Fundación de Apoyo Infantil, quien junto con otras de reconocidos artistas fueron subastadas para obtener recursos que apoyen a los programas de esa organización en pro de la niñez mexicana.