Nadia Ugalde
Entrevista

¿Para Pedro Diego Alvarado, qué es su pintura?

Mi pintura se ha vuelto con los años y ahora me doy cuenta, una manera de vivir. El pintar es algo que entra dentro de mi vida cotidiana como comer o como dormir; es una aventura sin fin. Yo pienso, por ejemplo, en Hokusai, que a los noventa años o más, todavía estaba preocupado porque no captaba las olas de mar como él quería captarlas o en Matisse dibujando sus palomas al final de su vida. Una de las cosas más satisfactorias de todos estos años trabajando, ha sido que al final, la pintura se ha vuelto una parte íntegra de mí, una aventura constante y una búsqueda constante, con sus altas y sus bajas.

¿Por qué has escogido los objetos, las naturalezas muertas, los interiores y el paisaje como motivos a representar en tu pintura?

Floreria vespertina, 2003, óleo sobre lino 100 x 140 cmsMi pintura es naturalista y esto es porque tengo una gran influencia de la fotografía. Yo empecé muy de joven a interesarme en la fotografía, en la descripción de la luz, en todos los géneros de la fotografía; me marcó mucho en 1976 un catálogo de los dibujos de Henri Cartier-Bresson, que es uno de los grandes fotógrafos de este siglo, quien a partir de 1975 se dedicó a dibujar; el ver este catálogo realmente me impresionó. Me fui a Francia, iba yo por dos meses, lo conocí, me entusiasmé y me quedé dos años y medio. Fue entonces que dejé de fotografiar y me puse a dibujar; Cartier-Bresson dibuja del natural, en vez de tomar fotografías, hace dibujos.

Los temas, que por mucho tiempo he pintado, son sobre todo naturalezas muertas, prefiero llamarlas naturalezas quietas, como la traducción del Inglés o el alemán, pues precisamente tienen esa característica, que no se mueven, lo que permite que no exista una lucha contra el tiempo. El paisaje es distinto, la luz cambia, se puede trabajar o en la mañana o en la tarde y en un momento dado hay que decidirse por las sombras, donde van a estar; es un reto diferente.

Por tu gusto y práctica de la fotografía ¿se podría pensar que tu mayor interés es el manejo de la luz y el color?

Si, la luz en la pintura ha sido determinante, es la esencia de la misma. Turner es la luz de Inglaterra, Velázquez y Sorolla son la luz de España. Cezanne y Matisse la luz de Francia, Rembrandt y Vermeer son la esencia de los paises bajos. Paul Westheim, al hablar de la Escuela Mexicana de Pintura, hace referencia a los colores intensos y las marcadas líneas que destacan los elementos para referirse a la intensidad de luz de México. Desde que empecé a pintar, tengo muy presente el ejemplo de mi abuelo -Diego Rivera- que perteneció a una generación de pintores que tenían un oficio maravilloso. Pienso que es la última generación con oficio en la historia de la pintura. Artistas como Modigliani, Matisse, Picasso, Gris; heredaron una tradición de siglos y conocimientos. La maravillosa aventura del arte moderno trajo consigo la casi desaparición del oficio de pintor. En estos dieciocho años que me he dedicado de lleno a la pintura he logrado, sino recuperar el oficio, sí inventarme el mio propio.

¿De qué manera sientes que la imagen de Diego Rivera está presente en ti?

La Volcana, 2003, óleo sobre lino 94 x 204 cmsDurante mis años de formación y estos dos años y medio en Francia, no estuvo muy presente. Fue una época muy intensa para mí, ni siquiera hablaba francés, era un mundo totalmente nuevo. No fue sino hasta mi regreso a México donde me topé de frente y tomé conciencia de que probablemente sería muy difícil para mí ser pintor. Lo que realmente ha pasado es que entre más avanzo, más lo admiro. Es en definitiva uno de los más grandes pintores del siglo XX. Su monumental obra se me aparece, como se nos aparece a todos los mexicanos, en las caras de nuestros indígenas, en los mercados de México o a la luz del paisaje. Lo que permitió que siguiera dedicándome a la pintura, fue el realizar que el pintor vive una vida y en esa vida pinta; yo estoy viviendo mi vida y pintaré en esta vida, mi abuelo vivió su vida y pintó en su vida, hoy vivimos un mundo totalmente distinto.

Esta exposición que presentas ahora, contiene composiciones en interior, algunas vistas de París, de Oxford y paisajes mexicanos ¿porqué esos temas?

En 1994 estuve en Europa, trabajando en el taller del maestro Armando Morales. El maestro Morales trabaja bocetos y luego realiza un cuadro grande. Es algo que los pintores siempre han hecho y que yo no había logrado hacer. Antes toda mi obra era directamente del natural, incluso en la serie de cuadros del 93 en donde había plantas en mi jardín, sacaba la tela, el caballete, los pinceles y colores y me ponía a trabajar frente al modelo, pues era incapaz de tomar un buen apunte y trabajarlo en el estudio. Fue parte de lo que aprendí en esta temporada en Londres. En esta exposición presento el cuadro hecho directamente del natural y el cuadro ya realizado en el estudio. Algunas veces, por ejemplo, si pensamos en Gainsborough, sus cuadros chicos directamente del natural son mejores que sus cuadros grandes. Si pienso en Rubens, los pequeños estudios que él hacía me gustan más que los grandes cuadros; yo creo que me pasa un poco lo mismo, habrá cuadros pequeños que serán mejores que los grandes. Las piezas pequeñas las pintó generalmente en dos sesiones y hay cuadros grandes que me tomaron más de un mes de trabajo. En esta manera de pintar he encontrado una gran tranquilidad, se me ha quitado esa cosa de salirme todo el tiempo o estar viendo el modelo constantemente. Ahora hago un cuadro chico y lo retrabajo en grande y es ahí donde entra la imaginación. En el apunte del natural, con una pincelada se logra una textura o se logran fundir tres o cuatro colores; eso no se puede hacer en un cuadro grande, hay que desarmarlo y volverlo a construir. Ha sido adquirir mi libertad; me puedo ir con mi caballete a cuestas a donde yo quiera y regresar con cinco o seis cuadros a mi taller, con trabajo para varios meses.

¿De qué manera Pedro Diego Alvarado refleja sus emociones o situaciones personales en su obra?

Guanábanas, 2003, óleo/lino 90 x 90 cmYo he tratado que mi obra sea positiva, aunque no toda mi vida es positiva, pero cuando trabajo procuro estar solo y ponerme en un estado donde haya un flujo de amor. El amor tiene un sentido muy vasto, es de los conceptos más amplios y fundamentales de la existencia humana. Existe el amor hacia los otros seres humanos pero hay el amor al trabajo y yo creo que va más allá, es un flujo de energía que anima nuestras células, es la esencia de la vida. El amor es la energía del universo que anima la vida. La creación es parte del amor, el amor es creativo, no es destructivo.

Yo nunca me siento solo, me paso días enteros a veces sin ver a nadie, pero estoy pintando y pintar es revivir cosas. La soledad es necesaria para mi trabajo, para crear; yo no puedo vivir sin mi soledad, yo necesito mi soledad. El estar solo no me es desagradable sino necesario, es algo que adoro, es una confrontación conmigo mismo. Tenemos esta tendencia a no querer estar solos, porque no nos queremos ver a nosotros mismos y el estar solo con uno, para mí es fundamental, es un motor de creatividad.

4 de octubre de 1995

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